VOLVIENDO A CASA
Amanecimos el viernes advirtiendo que ya todo estaba acabando. Esa noche viajaríamos de regreso a Argentina.
Volamos desde Miami hasta el JFK en Nueva York. Allí, hicimos envolver las valijas porque estaban al borde de explotar.
Disfrutamos nuestra última comida norteamericana y cerca de las ocho abordamos el avión. Era inmenso, estaba lleno de gente. En un momento, me asomo por la ventana y me impresioné al ver primero, el tamaño del ala y después, cuando dejábamos el aeropuerto, la cantidad de luces y el tamaño del mismo: era increíble. Dicen que alrededor de 5000 aviones transitan diariamente.
Paramos en Chile y para hacer un poco de tiempo nos metimos en algunas tiendas, de las que no cobran impuestos, a comprar algunos regalitos mas!.
El vuelo hacia Córdoba duró 65 minutos. Llegamos y estaba lloviendo. Tardamos en salir porque había mucha gente pasando por Aduana. Además tuvimos que declarar la compu y pagar un impuesto.
Finalmente, agarramos los carros repletos de valijas y salimos coriendo al encuentro con nuestra familia.
Fue lindo volver a verlos todos reunidos ahí!. Se me cruzaron distintas sensaciones, pero la principal es de tranquilidad o satisfacción por pisar de nuevo mi tierra y ver a mi gente. Y por otra parte, es un crudo encuentro con la realidad. Volver a lo que dejé. Aunque también tengo que preparme para lo que se viene. Lo desconocido y nuevo.

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